Porque la belleza también sana: la historia detrás de Divabrow

Porque la belleza también sana: la historia detrás de Divabrow

Mi historia con esta marca no empezó en una oficina, ni en un laboratorio.
Empezó frente a un espejo.

Un día en el que mi autoestima estaba por el piso.
Me miré y no me reconocí.
No porque no me disgustara lo que veía, sino porque había olvidado quién era.
Yo siempre decía que no vendía productos, que vendía autoestima… pero en el fondo estaba intentando recuperar la mía.

Con el tiempo entendí algo que nunca había querido aceptar: todas, en algún momento, sentimos ese peso.
El peso de no ser suficientes, de compararnos, de bajarle brillo a nuestra luz para encajar en lugares que nunca fueron nuestros.
Y también descubrí que dentro de cada mujer vive una historia que merece ser contada.
Una historia que empieza, siempre, en su mirada.

Cuando miro a mi alrededor veo mujeres que han evolucionado década tras década.
Las de los años 20, que aprendieron a tener voz.
Las de los 50, que sostuvieron la elegancia incluso cuando tenían miedo.
Las de los 80, que se atrevieron a romperlo todo.
Las de los 2000, que se mostraron al mundo sin pedir permiso.
Y nosotras, las de hoy… las que entendimos que la belleza no se mide, se siente.
Las que decidimos mirarnos de nuevo con amor.

Porque sí, nuestras cejas cuentan una historia.
Pero también la cuentan nuestras cicatrices, nuestras risas, nuestras pausas, nuestros silencios.
Cada una de ustedes es un capítulo distinto de esta historia colectiva que nos une como mujeres.

Divaskin nació de una herida, pero floreció desde el amor.
Amor propio, amor por ustedes, amor por mí misma.
Así nació Divalash.
Y hoy, desde esa misma raíz, nace DivaBrows, un sérum creado no solo para transformar cejas, sino para acompañar un proceso más profundo: volver a reconocernos, volver a vernos con ternura.

Por eso este evento no es solo un lanzamiento.
Es una evolución.
La evolución de todas las mujeres que un día se miraron al espejo y decidieron volver a encontrarse.

Gracias por estar aquí, por inspirarme y por escribir conmigo esta historia que empezó en un reflejo… y hoy brilla en cada mirada que se atreve a ser real.

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